Branding
¿Por qué? Es fácil de pronunciar. También es corto y no necesita diminutivos. Y bonito, por supuesto. 😉
Pero tiene más ventajas: se lee igual del derecho que del revés. Todo el mundo lo recuerda sin problema. Y, además, es de los que pueden considerarse tradicionales y atemporales por eso de que es un nombre de ayer, de hoy y de siempre.
Dirás… ¿y este rollo a qué viene? Muy sencillo: es una buena forma para mostrar el paralelismo que hay entre el nombre de una persona y el nombre de una empresa. En los dos casos es algo que marca de por vida y, por eso, su elección no puede hacerse al tuntún.
Es más, se trata de una tarea cargada de responsabilidad que a nivel personal recae en los papis y a nivel empresarial en el CEO y equipo de una compañía en ciernes, o en la agencia de comunicación a la que se confíe este trabajo complicado y de vital importancia.
Y no. No estoy exagerando.
El nombre de una marca es uno de los elementos clave del branding de una empresa. Lo más visto, oído y repetido, ¡incluso por encima del logotipo!
Esto es así hasta el punto de que, por muy ‘dramas’ que suene, escogerlo bien o mal puede suponer el éxito o el fracaso de un negocio (dando por hecho que el producto o servicio que se ofrece es de la calidad que se promete, claro).
Así que, antes de iniciar un proceso de creación del nombre de una empresa, hay que tener en cuenta que el nombre de marca ideal ha de ir en consonancia con sus valores, emociones y experiencias que ésta desea transmitir. A la vez, tiene que ser atractivo, con miga, que ‘llegue’ al público y, si no es mucho pedir, que huya de:
Una vez que esto está claro, el siguiente paso es ponerse manos a la obra y no desesperar, porque buscar el nombre para una empresa requiere su tiempo, su método y ¡mucha creatividad!
No va a salir a la primera.
Ni a la segunda.
Ni a la tercera.
¡Pero se consigue! 😉
Te lo digo por experiencia, que en Microbio tenemos ya varios procesos de namings de clientes a nuestras espaldas, y para llevarlos a cabo nos ayudamos de herramientas (on y offline) que van fenomenal para desarrollar las habilidades creativas tan necesarias en los llamados ‘ejercicios de naming’ y, en realidad, el cualquier profesión.
A continuación, enumero algunas de ellas para que las tengas de referencia.
Candor es una aplicación web gratuita perfecta para la generación de ideas que consta de dos fases: la individual, que es en la que cada miembro del equipo trabaja a su aire de manera anónima, y luego está la grupal, por decirlo de alguna manera, que es cuando tiene lugar la reunión y se ponen en común las ideas generadas, se evalúan, se discuten y se votan.
Por su parte, Groupmap ofrece más posibilidades que Candor porque incluye unas plantillas o mapas predefinidos para compartir las opiniones individuales, pudiendo crear desde mapas con los beneficios y desventajas de una solución hasta mapas mentales.
El primer borrador es una técnica muy empleada por los escritores, pero que podemos ‘robársela’ para aplicarla al mundo del marketing y de las agencias de creatividad.
Es, básicamente, una forma de escritura libre centrada en un tema, y en nuestro ámbito profesional nos sirve para focalizar las etapas iniciales de un nuevo proyecto y plasmar las primeras ideas sobre papel.
Partiendo de un tema central hay que:
No importa si en un principio parece que todo esté desorganizado e inconexo, pues el objetivo es superar ese bloqueo ‘creativo’ que al principio solemos tener todos.
Conectar ideas con necesidades o intereses variopintos para llegar a un concepto nuevo.
En esto consiste esta otra técnica que vemos continuamente en productos como el famoso Apple Watch, el sofá cama o los teléfonos inteligentes.
Aunque parezca algo loco, puedes llevar a la oficina un bolso con diversos artículos divertidos no relacionados entre sí (o dibujarlos en una pizarra), y pedir a tus compañeros que elijan dos o más de estos objetos y que exploren maneras de conectarlos.
De aquí pueden salir ideas muy disparatadas, pero también es una forma útil de poner a prueba y potenciar la creatividad del equipo.
El brainwriting es como el brainstorming, pero evolucionado.
Ambas son dinámicas de grupo en las que se persigue sacar muchas ideas en poco tiempo, pero en el brainwriting los participantes escriben en un papel las suyas antes de compartirlas con el resto.
Lo que se pretende es aumentar la participación de todos y que ésta sea uniforme, es decir, que la personalidad de cada uno (timidez, dependencia…) no influya como sí que puede pasar con el brainstorming, donde las personas más abiertas o extrovertidas pueden dominar, sin querer, las sesiones.
En Microbio, esta ‘escritura de ideas’ la hacemos a través de Candor, y todas tienen el mismo valor independientemente de quién las aporte y el momento en el que lo haga.
Esta regla nemotécnica permite expandir y mejorar ideas cuestionándolas y ‘poniéndolas a prueba’ desde varios ángulos.
La S se corresponde con Sustituir, la C con Combinar, la A con Adaptar, la M con Modificar, la P con Pensar (en otros usos), la E con Eliminar y la R con Revertir.
Por poner un ejemplo práctico, imagina que cogemos la letra S, entonces podemos plantearnos: ¿qué pasaría con el proyecto si sustituyéramos X por Y? O con la M: ¿qué podríamos modificar para aumentar el valor del proyecto?
Y así ir pasando por todos los supuestos.
Esta otra técnica sirve para motivar al equipo y dejar que dé rienda suelta a su imaginación sin marcar ningún límite.
La gracia está en pedir a cada uno que piense en las soluciones más inalcanzables y extremas que se le ocurra para resolver determinado dilema. Después, hay que convertir esta lista de soluciones inalcanzables en una especie de ‘lista de deseos’ con el fin de analizarlas al detalle y valorar por qué son tan inaccesibles y qué se podría hacer para que sean más realistas y aplicables.
Por último, voy a hablar de una metodología que igual conoces.
Toma el nombre del libro del psicólogo Edward de Bono ‘Seis sombreros para pensar’, que es donde se expone esta herramienta para discutir y tomar decisiones en grupo.
Este método desglosa las ideas en seis áreas de pensamiento:
Cuando el equipo conoce el proceso de pensamiento que representa cada sombrero, lo normal es comenzar con una acción extendida de sombrero blanco para que todo el mundo se ponga en la ‘misma página’ y se cree una visión compartida del asunto que se va a tratar.
Después, entran en juego los demás sombreros durante unos pocos minutos, excepto el rojo, que su uso está limitado a 30 segundos para garantizar que la reacción de la persona es realmente instintiva y no una forma de juicio.
Es un modo de poner sobre la mesa una serie de prioridades y perspectivas que van a ayudar a centrar el debate y a considerar el proyecto en el que se está trabajando desde diferentes perspectivas.
En definitiva, como en otras tantas cosas de la vida relacionadas con lo intangible y la creatividad, para seleccionar el naming de una empresa no hay ciencia exacta, pero mecanismos como los que acabo de detallar ayudan, y mucho.
¡No los pierdas de vista!