Historia de la publicidad IV: Los nuevos soportes de la publicidad.

La fotografía, el cine y la radio empiezan a formar parte de la oferta publicitaria.

Si hay foto nos lo creemos, ¿o no?

Desde el inicio de la fotografía, se ha tenido a esta como la forma más precisa de reflejar la realidad. Pero en fotografía, vídeo e incluso en radio, nada es casual: cortes, encuadres, retoques… Todo se puede elegir y hoy en día, todo se puede editar… ¿verdad Photoshop?

La fotopublicidad: de lo creíble a lo deseableLa publicidad en el cineLa radio y las cuñas publicitarias

Crear el mundo que queremos transmitir y que parezca tan real como la vida misma es un concepto muy sugerente para la publicidad.

Trasladarse al mundo que nos refleja es fácil, por lo que nos puede hacer vivir emociones y sentir cosas que a veces ni percibimos.

En otras palabras, los medios audiovisuales nos pueden tocar la patata y emocionarnos… Y si conectan con nuestras emociones… y nos acarician nuestro corazón aterciopelado… ¡nos habrán conquistado!

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Este post forma parte de una serie de artículos que hablan sobre la Historia de la Publicidad. Puedes leer la anterior entrega aquí.

La fotopublicidad: de lo creíble a lo deseable

Una imagen vale más que mil palabras.

La primera consideración epistemológica de la fotografía fue la de una imagen que era siempre fiel a la realidad. Una imagen infalible con la que ni los más agudos artistas del realismo francés podían competir.

Antes de su “domesticación técnica” la imagen era tosca, bruta e irreverente aunque se mejoraría gracias a la invención de la gelatina y el desarrollo de la captación óptica.

¡Interesante!

El médico inglés Richard Leach Maddox descubrió un procedimiento para fabricar placas secas que consistía en poner una capa fina de gelatina sobre un vidrio. Tras ser humedecida con agua y agregar bromuro de cadmio y nitrato de plata. Se creaba bromuro de plata, sensible a la luz.

Un éxito para la fotografía que sufriría una gran transformación con detalles más finos, contrastes…

Después de la I Guerra Mundial en EEUU empezó el culto a los bienes materiales y con la invención de Kodak en Nueva York en 1880, la fotografía alcanzó a las masas.

Las escuelas del diseño en Europa también aportarían su granito de arena para que por fin la fotografía se hiciera la reina de la imagen publicitaria, como la Escuela Bauhaus en Alemania.

¡Interesante!

El húngaro László Moholy-Nagy, artista plástico y profesor de Bauhaus, fue considerado uno de los mejores fotógrafos de los años 20 e investigó los efectos de la luz en la fotografía.

Aunque le costó desbancar a la ilustración, a partir de los años 20 se empezó a utilizar la fotografía para fines publicitarios.

En la crisis de 1929, la fotografía se tornó como una clave para incentivar el consumo más allá de las necesidades básicas en revistas que aún hoy compramos en nuestros quioscos como Bazaar, Vogue, Vanity Fair o Life.

En estas revistas adquirirán la fama algunos fotógrafos como Irving Peen, con sus glamurosos retratos femeninos; Martin Munkacsi, con sus retratos a famosos de Hollywood fuera del estudio; Richard Avedon, fotógrafo de moda con personajes libres y creativos; o Jean Loup Sieff, destacando su técnica del gran angular y el blanco y negro. publicidad-fotografia

El glamour como nunca antes se había visto: la fotografía de calle y el estilo clásico se dan la mano de una forma única en las fotografías de Richard Avedon.

En los años 70 con su estilo extremo y controvertido, Helmut Newton, introducirá connotaciones sexuales en la fotografía de moda.

Con el boom de los 80, la fotografía y la publicidad busca impactar más que nunca y surgirán fotógrafos disruptivos como Guy Louis Banarès, Olverio Tocani o Annie Leibovitz. publicidad-fotografia

La campaña de Annie Leibovitz con famosos para Disney es una de las más famosas y en las que saca su lado más creativo.

¡Y llegó el Photoshop!

Hoy en día la fotografía tiene unas posibilidades de diseño y de edición ilimitadas, por lo que reflejar un mundo de emociones en ellas es más fácil que nunca.

Efectos únicos, escenarios imaginarios, efectos de iluminación, productos digitales insertados en fotos reales… Todo lo que te imagines (y mucho más), con talento y control del programa se puede hacer.

La publicidad en el cine

¿Has hecho alguna vez zapping en el cine? Es probable que como mucho te hayas perdido algún anuncio buscando el sitio perfecto para las palomitas.

La publicidad tiene un medio perfecto en la gran pantalla, con su sonido Dolby Digital, esos grandes formatos de pantallas y, sobre todo, un espectador receptivo con una capacidad de recuerdo de un 400%.

Al principio, en la era de las películas analógicas, adaptar los spots al cine requería realizar un proceso de kinoskopado que llevaba entre dos y tres semanas y tenía un precio elevado.

La alta inversión económica no era su único punto débil, sino que, además, las películas sufrían desgaste por lo que en campañas largas se iban deteriorando y a veces, incluso, los operarios olvidaban pasarlos, y no, no estaban despistados chateando.

¿Tendrán efecto sobre nuestra mente los mensajes subliminales?¿Existió el experimento de James Vicary? En 1962 anunció la falsedad del experimento, pero aún hoy es un enigma.

¡Y apareció el cine digital! Pero no en todos los cines, por lo que el trabajo volvía a ser igual de costoso y, a la vez, enrevesado.

Había que hacer dos copias de cada spot, una en digital y otra en analógico.

La adaptación no fue fácil y el cine caía en picado, entradas caras, televisores de plasma, intercambio p2p, crisis…

¡Frena, frena! Un poquito sólo.

El cine ofrece algunas ventajas para la publicidad que no ofrecen otros medios: la contratación es más flexible, por salas, por semanas…; puedes enviar el material hasta tres días antes de su emisión; la audiencia está auditada; el poder adquisitivo de la gente que acude es mayor y cada vez ofrece más posibilidades técnicas (3D, mejor calidad de imágenes, instalaciones especiales, eventos, sonido envolvente…).

La radio y las cuñas publicitarias

¡Qué maravillosa es la radio!

En serio, siempre te acompaña, no como los desodorantes que luego se van. ¡Y puedes hacer otras cosas mientras la escuchas!

Conducir, limpiar, cocinar, trabajar, disfrutar de una comida al aire libre… la radio nos acompaña siempre y sin impedirnos disfrutar de la vida, del sueño de la mañana, del cansancio del trabajo…

3,2,1… ¡en el aire!

Era la nochebuena de 1906 en Massachusetts y sonaba Oh holy Night . Así empezaría la historia de la radio y posteriormente se leyó un pasaje de la biblia que la escucharon emocionados los buques desde el mar.

Pero no sería hasta 1920 cuando la radio retransmitiría por primera vez tal y como la conocemos: con programas, entretenimiento, música…

¿Sabías que…?

Gustav Eiffel originalmente propuso que la Torre Eiffel fuera usada como un mástil de radio inalámbrico.

Su potencial efecto en los oyentes hizo que pronto los programas empezaran a ser patrocinados y se oyeran las primeras menciones o canciones pegadizas.

Era un medio innovador y con muchas posibilidades:

  • Segmentación geográfica
  • Credibilidad
  • Compaginable con otras actividades
  • Fugacidad del mensaje
  • Asequible económicamente
  • Emisión personal, de tú a tú
  • Personalización del mensaje

Nuestra primera retransmisión data de 1924, cuando en Barcelona EAJ-1 retransmitió su primer directo y a partir de ahí nuestra memoria colectiva puede recordar alguno de los spots publicitarios que se tarareaban en todas las casas, parques y patios de recreo.

La primera voz que escuchamos los españoles a través de la radio fue la de María Sabater en 1924.

La canción del Cola Cao, el Flan Chino Mandarín, la suavidad de Norit, o las Hojas de Palmera con las que el sultán, por fin, conseguía afeitarse bien.

Puede que según tu edad te suenen más o menos, pero seguro que alguna aún te sabes aunque sea de oírla cantar a tu abuela que la recordará para siempre, como tú recordarás Despacito de Luis Fonsi. ¡Y lo sabes!

Y como lo mejor siempre se deja para el final, te hemos dejado la canción del Cola Cao para que puedas canturrearla.

Eso sí, recuerda avisar a los vecinos, (y prestarles unos tapones de regalo) si vas a cantar muy alto.

Una parte de nuestra historia plasmada en anuncios, fotografías y vídeos que conseguía dar vida a los productos.

Una sensación de realidad que acabó yendo más allá hasta llegar a nuestras emociones. Ya no es solo un producto, son nuestros valores y anhelos encapsulados en formato visual.

Una forma eficaz de hacer llegar nuestro mensaje que sigue siendo indispensable en los nuevos medios sociales.

¡Cada vez nos gustan más los audiovisuales! En nuestros móviles, en nuestras tablets, en nuestro día a día vemos miles de fotos y audiovisuales que tienen que competir por nuestra atención.

¡Seguimos en la era audiovisual!

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¡Eh! ¡Lo de las cooooookies!

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