2021-12-30T14:46:30

Hay un Grinch en mi Navidad

Estamos en los años 30 del siglo pasado y en plena Rusia comunista de Stalin. Estamos también en Navidad pero en aquel nuevo estado que aspiraba a destruir todo lo anterior aquello daba un poco igual.

No estaban los tiempos para Belenes.

A no ser que fueras Karl Pauker. Aunque le quedaba poco para ser ajusticiado, en aquellos días Pauker aún era el jefe de la policía secreta de Stalin. Quizá por eso se paseaba por el Kremlin en su flamante Cadillac -regalo del propio Stalin- vestido de Papá Noel y repartiendo regalos a los privilegiados y muy comunistas niños del régimen.

Nunca el rojo de San Nicolás había sido tan rojo.

No muchos años pero sí varios cambios de época después, Peter Godfrey-Smith en  “Otras mentes. El pulpo, el mar y los orígenes profundos de la consciencia” relata un estudio en el que un grupo de personas escucharía, a través de unos cascos, un ruido aleatorio y, muy pero que muy bajito, la canción Blanca Navidad.

Si la escuchaban tenían que pulsar un botón y, aunque nunca llegó a sonar, la tercera parte de los participantes lo apretó.

Su cerebro, que ya conocía el villancico, decidió ponerlo para ellos.

No puedes sustraerte de la cultura

Se dice mucho eso de que todo es política cuando en realidad es todo cultura.

No puedes sustraerte de la Navidad porque la Navidad está en ti como el hip hop estaba en Kase O.

No puedes salirte de algo cultural a tu sociedad porque no puede uno evadirse de su propio cuerpo, trascenderse o ermitañearse como si esto fuera el metaverso.

Una vez establecidas, las culturas aguantan más que las cucarachas. Entran en ti y no te sueltan por mucho raciocinio que le pongas a la cosa, por muchas políticas con que lo aliñes.

Por eso hay que tener cuidado con a qué llamamos cultura y a qué llamamos política. 

Lo uno tiene que ver con lo que llevamos dentro, con las tripas del momento en el que vives. Lo otro no es más que un globo sonda que vuela durante demasiado tiempo.

Parece que siempre estuvo ahí pero, meh, acaba de llegar.

¿Y tú de quién eres?

Telémaco fue un hombre motivado que en el 391 d. C. murió apedreado en el coliseo romano por tratar de prohibir las luchas de gladiadores.

Tuvo la suerte, sin llegar a disfrutarla, de que la política que defendió con su vida terminó convirtiéndose en cultura y, ahora, en lugar de loco es mártir.

En el otro lado tenemos al Grinch, un personaje de ficción que lleva años intentando robar la Navidad pero que en realidad es una analogía de ese señor mayor enfadado con todo al que le molestan los villancicos o que se enfada muy fuerte porque las luces de Navidad se encienden muy pronto.

Elegir cuánto de Telémaco y cuánto de Grinch hay en las cosas que abrazamos o contra las que luchamos es quizá el mejor ejercicio que uno puede hacer por su marca, por su proyecto o por su vida en general.

Descubrir qué es lo verdaderamente importante de la vida y qué no es más que el cuchicheo de la masa te ayuda a centrarte.

A vivir el momento que dirían algunos.

Comienzas a dejar que el rio fluya porque descubres que la historia, aunque no vaya a repetirse, a veces rima.

Y quizá entonces disfrutes de esos malditos villancicos tan estruendosos.

Recuerda: cada uno comienza el año cuando quiere.

La cita

“El reconocimiento de la vulgaridad es el primer gesto de emancipación hacia lo extraordinario.”

Ordesa de Manuel Vilas

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El dato

El comercio online de alimentos creció en España un 2,4% en 2021 vs 2019

Informe de Kantar Media

Miscelánea

El chorradón

Edición y reflexiones locas: Alex Sanz

Diseño: Fernando Bedmar

Recopilación y copy: Carmen Álvarez

¡Eh! ¡Lo de las cooooookies!

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