Publicidad emocional: cuando los anuncios nos tocan el corazón

El storytelling juega un papel fundamental en los spots que ‘disparan’ directamente a la fibra sensible de los clientes.

Somos unos sentimentales. Todos tenemos un anuncio que, en mayor o menor medida, nos ha removido por dentro, nos ha hecho soltar alguna que otra lagrimilla.

¡Y lo sabes! Así que venga…, deja de hacerte el duro y reconócelo 😉 Si no pasa nada. Emocionarse con míticos spots como los de Coca-Cola y su famoso ‘Destapa la felicidad’ o los del turrón El Almendro y su vuelta a casa por Navidad…, es de lo más normal del mundo.

De hecho, ¿para qué te crees que existe este tipo de publicidad? ¡Para tocarnos directamente el corazón!

Las emociones como estrategia de marketing

La clave del éxito de estas estrategias de marketing que apelan a los sentimientos, los recuerdos y los estados de ánimo radica en que podemos olvidar miles de cosas -como un nombre o el día del cumple de un amigo-, pero jamás de los jamases olvidamos lo que sentimos.

Anuncios que nos impactan de manera especial hay muchos -y a lo largo del post vamos a ir viendo algunos de ellos-, pero existe uno que siempre se pone de ejemplo de publicidad emocional y es el ‘Dear Sophie’ que creó Google hace ya un tiempo para promocionar Google Chrome, pero en el que se ven todos sus productos: desde Gmail hasta YouTube.

Se trata de una historia creativa, simple y emotiva que recoge cómo un padre -que nunca llega a aparecer en la imagen- envía a su hija por email todos los momentos relevantes de su infancia.

«La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará cómo la hiciste sentir», Maya Angelou.

Desde el punto de vista neurológico, los spots basados en la publicidad emocional consiguen quedarse en la memoria a largo plazo, se convierten en recuerdos.

Y que el mensaje llegue a la parte emocional del cerebro del consumidor es de vital importancia dentro del marketing.

El consumidor se mueve por lo que una marca le hace sentir.

Larga vida al storytelling

En realidad, lo que Google hace en ‘Dear Sophie’ es valerse de una técnica que en la actualidad utilizan con frecuencia las empresas: el storytelling.

Consiste en el arte de contar una historia. En idear un relato con sus personajes y tramas para conectar emocionalmente con los clientes y favorecer que empaticen (se identifiquen) con el producto o servicio que se les está ofreciendo.

El storytelling es el pilar de la publicidad emocional, que busca generar empatía en el cliente.

La publicidad emocional involucra al consumidor. Apuesta por el sentimiento ‘feel good’, y hace que el usuario se sienta parte de la marca, consiguiendo que no sólo vea el lado comercial, sino que perciba como más real lo que se le está contando y dote de un valor añadido (positivo) al producto.

Resumiendo, esto no deja de ser una muestra más de que, por lo general, no tomamos las decisiones de compra de forma totalmente racional, ¡siempre sale a relucir el lado irracional!

De deseos, ilusiones y sueños cumplidos va, precisamente, uno de los anuncios más recientes de Volkswagen Golf.

Los anuncios de publicidad emocional usan el reclamo de lo sensible para llegar al consumidor.

Esta teoría de lo racional e irracional y de las compras por necesidad y las compras impulsivas se sustenta en la idea -entre otras- del Premio Nobel Daniel Kahneman, quien distingue dos partes que conviven dentro del cerebro humano y que vamos a llamar parte A y parte B.

La parte A es la que toma decisiones automática e intuitivamente, y luego, la parte B, es altamente racional, pero perezosa. Según él, para ganarse al consumidor, la publicidad ha de dirigirse a la parte A del cerebro: ¡las emociones venden más!

Las compañías se han percatado -obvio- de que tocar la fibra sensible de los usuarios es un buen método de aumentar las ventas de sus productos y servicios, pero es justo decir que la publicidad emocional, más allá de la venta pura y dura, también es una gran herramienta para transmitir mensajes de valor a la sociedad.

Tirando nuevamente de un ejemplo, rescatamos el caso de la ONG suiza Pro Infirmis. Sus campañas de sensibilización -obra de la agencia Jung von Matt/Limmat– han logrado remover conciencias y abrir debates a nivel internacional.

Una de sus acciones más destacadas es la focalizada en atacar la imagen de perfección que vende la industria textil. Para ello, crearon maniquíes partiendo de cuerpos de personas con discapacidad que colocaron en las calles más comerciales de Zurich.

¿La idea? Que la gente se percatara de que hay muchos más cuerpos que los que se proyectan como ‘el cuerpo 10’.

El resultado fue fantástico. Se consiguió sorprender a los viandantes que pasaron por delante de los escaparates, y el tema dio la vuelta al mundo hasta convertirse en viral.

Quizás te interesa

Historia de la publicidad I: De los clásicos a Gutenberg

La publicidad emocional ‘hace su agosto’ en Navidad

Y hablando como estamos haciéndolo de los anuncios que se nos clavan en la memoria y en el corazón, no podemos pasar por alto que, como vemos, la publicidad emocional tiene filón durante todo el año, pero hay una época en la que alcanza sus máximos.

¡Sí! La época a la que nos referimos es justo la que estás pensando, la Navidad: uno de los periodos más emotivos.

Todos estamos con el ‘espíritu navideño’ a flor de piel. Nos inundan los buenos sentimientos y hacemos buenas acciones. Es tiempo de compartir y portarse bien, de cantar villancicos y de incentivar la felicidad y la armonía entre nosotros.

Vamos, que se crea por arte de magia el ambiente ideal para que la publicidad emocional entre en acción y triunfe. ¡Y vaya si lo hace!

Son muchas las marcas que aprovechan que por Navidad los consumidores están -estamos- en modo sensible para lanzar campañas en las que prima la bondad, y, por volver a lo de los ejemplos, uno de los anuncios más esperados año tras año es el de la lotería. Todo un clásico.

Aquí va el que se hizo en el año 2014, el de ‘Compartirlo es el mejor premio’ que engloba lo que estamos comentando.

Chulo, ¿verdad? ¡Lo es! Como también lo es el efecto de la publicidad de esta clase, pues no sólo mueve emociones, también mueve cifras con muchos ceros.

No hay duda de que lo de tocar el corazoncito del consumidor revierte en ganancias directas, y que, por lo tanto, vamos a seguir viendo muuuuchos más spots de este estilo.

Por cierto, ¿tienes algún anuncio que te guste y haya despertado en ti tu lado más ‘sensiblón’? ¿Qué spot te ha tocado tanto el corazón que, al final, ha hecho que te conviertas en cliente de la marca en cuestión? ¡Queremos saberlo! 😉

Una fotografía de Ana Roman del equipo de microbio

Ana Roman

¡Eh! ¡Lo de las cooooookies!

La vida es eso que pasa entre aceptación y aceptación de cookies. Pero es lo que hay: las necesitamos para saber si presentamos bien lo que hacemos (para que puedas entendernos mejor). Controla o cámbialas en la página de preferencias o lee más sobre nuestra Política de Cookies.

Cookies