Tú haz un vídeo que ya te lo copio yo

El vídeo manda. Los contenidos audiovisuales han ido ganando terreno (y mucho) en una web en la que cada vez prima más tanto el texto como las imágenes y los vídeos. Pero al igual que los contenidos en texto, las imágenes que usamos en la red (y sobre todo las que utilizan las empresas) deben tratar no sólo de dar información, sino también de aportar valor. Por eso, imaginemos que eres una empresa y quieres hacer un vídeo para explicar todo lo que haces. Debes de invertir dinero y tiempo en su creación y todo para que luego vayan y te lo copien. Eso es de lo que hablamos hoy.

No es por ser agorero, pero este es un problema habitual al que se enfrentan muchas empresas e instituciones. Unos invierten el dinero y otros se llevan el mérito. El problema afecta a todos y, en la mayoría de casos, la culpa es de empresas extrañas o tipos inquietantes. Os explicamos.

El otro día, mientras trasteábamos por internet como Pedro por su casa, topamos con este vídeo:

Los antecedentes

El problema es que no lo encontramos ahí. Vayamos por partes. El primer encontronazo de este vídeo ocurre en el Facebook de una empresa de diseño. Esta empresa únicamente lo había compartido en su muro, por lo que no hay nada que decir. Ni mú. El problema llega luego. Cuando llegamos al canal de YouTube en el que se aloja el vídeo compartido.

Para empezar, al ver el vídeo nos encontramos con una cabecera distinta a la que han visto. En esa cabecera aparece el nombre de otra empresa (de posicionamiento y web) que en su canal comparte todo tipo de contenido audiovisual sobre la necesidad que las empresas tienen de tener presencia en internet amén de todas esas cosas que dicen las empresas que, como nosotros, se dedican a esto.

Al verlo, uno se imagina que el vídeo es suyo pero… ¿Qué empresa es esta que tiene tanto dinero cómo para hacer un vídeo así, con esa producción? Nos guste más o menos, se trata de un vídeo «currado», que ha costado sus buenos «duros», por lo que la siguiente pregunta que nos surge no es otra que esa que dice: ¡¿Quién son estos tipos tan geniales?!

Del canal de YouTube, como es lógico, nos vamos a su web pero ahí ya comenzamos a sospechar. Se trata de una web pobre, un tanto «sospechosa» que vende servicios en internet. Aún así, el vídeo aparece en la página principal, a un gran tamaño, por lo que debería ser suyo. O no.

Movidos por la sospecha, la duda y el vicio, hacemos una búsqueda de ese vídeo (con esas palabras clave) en YouTube. Y, por fin… ¡Eureka! Encontramos que el vídeo aparece en la primera página de resultados asociado a 7 canales de YouTube diferentes. En todos, cada «nuevo dueño» incluye una cabecera diferente que logra que quien lo vea piense que es esa empresa la que lo ha hecho. ¡Oh! ¿Nos habrán engañado, tristes mortales? Más de siete empresas dedicadas a ofrecer servicios de internet a PYMES hacen suyo un vídeo (con cabecera e incluso con «mosca propia») que, en apariencia, no es de ninguna.

Tras media hora de búsqueda encontramos el verdadero canal de YouTube del que procede el vídeo. Se trata de Red.es, una iniciativa web del Ministerio de Industria, Energía y Turismo para promover el acceso a internet por toda la sociedad. Su canal, como comprobarán, está repleto de contenido propio y de todo tipo: entrevistas, recursos o ponencias. De todo, libre y accesible.

La reflexión

Pero claro… ¿Cómo vamos a evitar que una empresa copie nuestro contenido en internet? ¿Cómo impedir que utilicen un vídeo nuestro o un vídeo de un cliente? La solución más obvia es no hacer el vídeo pero eso no es una solución. En internet, como en otros ámbitos profesionales y vitales, el no hacer algo significa que nunca nos lo robarán. Pero también significa que nunca haremos nada nuevo, distinto. Por eso, sí, sí hay que hacer el vídeo. Aunque eso no resuelva las preguntas anteriores.

Grabación de vídeo en estudio

Para resolverlas deberemos pensar de una forma un tanto diferente. En primer lugar habrá que ser conscientes de qué tipo de empresa queremos ser… si de las que copian o de las que crean. Empresas como esas, como las que hacen suyo un vídeo, sin decir nada ni despeinarse, habrá toda la vida. Empresas que creen ese vídeo y se beneficien de él durante mucho tiempo no hay tantas. Más bien pocas.

La diferencia, por tanto, está en qué queremos ser. Si nos copian un vídeo nos lo habrán copiado a nosotros, que lo hemos creado y, aunque perderemos cierto valor, seguiremos teniendo de nuestra parte la calidad y el buen hacer, algo que perdura en el tiempo más que todas las copias del mundo mundial.

Otra cosa a tener en cuenta es que tras ese vídeo hay una idea, un desarrollo y unos beneficios. Ese conjunto global posiciona a su empresa en el lugar ideal para volver a repetir algo así: las buenas ideas se trabajan, no se roban.

Además, y no nos olvidemos, también tendremos a la ley de nuestra parte. Hay herramientas para buscar nuestro vídeo en la red y encontrar a quien lo esté utilizando de forma «ilegal» al poner una cabecera y sin citar a los propietarios. Ellos no podrán hacer nada y nosotros con mandar unos correos podremos limpiar (por un tiempo al menos) la web de «agentes sospechosos».

La conclusión

Aquí, como en todos los sectores, el que no corre vuela. Por eso tanto si eres empresa como cliente busca un poco antes de tomar una decisión. Fíjate en la originalidad de la empresa que contratas. Fíjate en esos pequeños detalles que dan fiabilidad a una página. Y es fácil. Hay empresas a montones que hacen las cosas bien. Pero que muy bien. Y también hay personajes a montones que hacen las cosas mal. Pero ese, evidentemente, es su problema.

Una fotografía de Alex Sanz Vicente del equipo de microbio

Alex Sanz Vicente

Periodista. Orgulloso fundador de Microbio Comunicación. Locutor. Lector empedernido. “Seriéfilo” trasnochador. Perseguidor de ideas. “Realizador” de proyectos.

¡Eh! ¡Lo de las cooooookies!

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