Octubre · 2020
¡Hola !
Con gente sacando a gente de quicio cada poco merece la pena ver escenas de la vida un poco más tranquilas. Como ese Premio Nobel que, de madrugada, se acerca a casa de su vecino para avisarle de que el también había sido premiado. Y que no daban con él.
El problema son las prisas. Pensamos que todo se puede hacer de un día para otro. Que se puede tener un problema muy complejo y encontrar una solución sencilla. Como la de esas empresas que se digitalizan de un día para otro pero, en realidad, no.
Buscamos herramientas que hagan fácil lo difícil y nos olvidamos del proceso. Del proceso y del tiempo que lleva conseguir algo. Una solución. Un objetivo. Un propósito. O una marca valorada.
Por eso, mientras nos dejamos llevar por lo inmediato, subidos a la ola de la incertidumbre, merece la pena ver campañas como esta de Volvo en la que le añade a su propósito contexto y sensibilidad. Para mostrarnos que los cambios conllevan palabras gruesas. Incluso amenazantes.
Decía en esta entrevista Ignatius Farray que los límites no están en el tema del que hablas sino la forma que empleas. Y puntualiza: “podría resultarte ofensivo hablando del tiempo”.
Hoy mucha gente nos resulta ofensiva hablando de cosas de las que simplemente deberíamos poder hablar. Por ejemplo: que las cosas no pasan de un día para otro y que, para hacer una tortilla, hay que romper unos huevos.
“La moralidad, como el arte, significa trazar una línea en algún sitio”
Oscar Wilde citado en el libro de Dan Ariely
“Por qué mentimos, en especial a nosotros mismos”
Edición y reflexiones locas: Alex Sanz
Diseño: Fernando Bedmar
Recopilación y copy: Carmen Álvarez