2022-05-27T15:47:10

Esto te interesa… ¿O no?

Collage con Goku en su nube pasando totalmente de un motel por seguir persiguiendo lo que sea que persigue

¿No tienes tiempo para leerlo? ¡Dale al play!

Te ha pasado fijo: estás en una reunión y alguien te está hablando.

El receptor del mensaje eres tú y lo que se está diciendo te lo están diciendo a ti. Pa´que lo entiendas. Pa´que lo bailes. Pero no hay manera.

A mí me pasa con los números.

Cualquiera que me conozca sabe que cuando oigo cifras mi cerebro huye, se disipa, se bloquea. Campana y se acabó. De repente, “mi no entender ti”.

Siempre he pensado en esto como algo genético, natural: en los informes psicológicos que me hacían en el cole siempre ponían lo mismo: Cálculo mental, psee. Verbalización, el niño, a tope.

Fuera por lo que fuera, mi cerebro se olvidó de los números y para mi se convirtieron en algo innecesario. ¿Triste? Sí. ¿Real? Como la vida misma.

Pero al crear microbio algo fue cambiando. Lentamente, comencé a mirar con otros ojos los números e incluso al Excel y sus fórmulas.

Sí, en ocasiones seguía desconectando cuando Gerar o Fer intentaban explicarme porqué eso era mucho o poco pero cada vez pasaba menos: en los números estaba mi rentabilidad; en el presupuesto y su margen estaba mi vida, los libros que quería comprar, los viajes que quería hacer, el futuro que quería tener.

No era genético, entonces.

Era interés.

Por el interés te atiendo, Andrés

Por él interés vemos ese anuncio, nos acercamos al cartel, escuchamos la radio o hacemos caso a nuestro jefe. Por el interés de parecer quien quieres ser te compras ese movil tan caro o ese coche a plazos. Por él te enamoras, desenamoras o sales de fiesta cuando no debes.

Suena egoista pero en todo lo que hacemos hay algo de interés. Y cuando hablamos de marcas, aún más.

¿Quién en su sano juicio querría saber algo de un producto o de un servicio si no es por el interés?

Quizá sea el interés por tu amigo que trabaja allí o por la oferta que han lanzado, que te lo estás pensando. Quizá es sólo por saber qué se cuece, por el pesado de tu jefe o por esos colores chillones, que te han llamado la atención.

Por eso, cuando el cerebro de tus clientes se va de cañas lo que pasa es que ha perdido el interés. El interés en tu marca. En lo que comunicas y transmites.

A lo mejor habías conseguido hacerte oír y te habían escuchado pero, de repente, se acabó. Es lo malo del interés: no es difícil de obtener pero es difícil de mantener. Hay que añadirle trama, suspense, giros y, como con el amor, evitar que se rompa de tanto usarlo.

La economía de… ¿eh?

Se dice mucho eso de que vivimos en una economía de la atención pero, en realidad, vivimos en una economía del interés provocada por una guerra de la atención.

No es la primera vez que pasa.

Cada vez que un nuevo canal permite a las marcas hablar de más, se desata una nueva guerra por la atención. Cada vez que irrumpe en nuestras vidas un nuevo formato publicitario la batalla está servida: ¡Hay un hueco en esa pantalla! ¡Deme un banner, grumete!

Pero en toda guerra hay resistencia y cuando las marcas descubrieron que podían hablarle de tú a tú al usuario y literalmente, “bombardearle”, los usuarios contraatacaron a los gritos con AdBlocks, “unsuscribes” y un escaso interés por nada que no fuera lo que había venido a leer, ver o disfrutar.

Vamos, lo normal.

Hay una pirámide para solucionar eso

El pedagogo Edgar Dale diseñó hace años lo que se conoce como el cono del aprendizaje pero que aquí podríamos denominar como la pirámide del interés.

Lo que dice Dale (que es más una referencia que algo contrastado) es que hacer algo, vivirlo, es mucho, muchísimo más memorable que simplemente leerlo o verlo.

Parece de perogrullo pero no lo es tanto: nos cuesta poner nuestros esfuerzos de comunicación en experiencias en lugar de en anuncios porque lo que queremos, de siempre, es una solución eficiente a nuestros problemas.

Un anuncio, por ejemplo, puede ser un placebo perfecto para quitarte la gusa. Te da la sensación de que estás haciendo algo y de que hay alguien prestándote atención pero lo más probable es que de eso no se acuerde nadie.

Es mucho más difícil, por ejemplo, tener una estrategia o comenzar a trabajar desde la comunicación interna porque, al fin y al cabo, tú lo que quieres es que te compren, no que te recuerden.

¿O era al revés?

La cita

“Los deseos humanos innatos son un incordio para quienes albergan ideas utópicas y totalitarias, que a veces son lo mismo”

La Tabla Rasa, de Steven Pinker

Para estar al día

Para mejorar procesos

Para leer tranquilamente

El dato

1600 millones de euros

La cantidad de dinero al año que generaba el videojuego FIFA a EA Sports

Miscelánea

El chorradón

  • Alguien ha imaginado cómo sería el trailer de la nueva de Top Gun pero… con Velocirraptors

Edición y reflexiones locas: Alex Sanz

Diseño: Fernando Bedmar

Recopilación y copy: Carmen Álvarez

¡Eh! ¡Lo de las cooooookies!

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