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Marx tenía razónFebrero 24 En una carta a su hija Miriam, Groucho Marx escribió lo siguiente: “Dices que conociste a John en un ascensor, y mi pregunta es: ¿subía o bajaba? Esto es muy importante porque, cuando bajamos en un ascensor, siempre tenemos una sensación de vacío en el estómago que a veces puede confundirse con amor. En cambio, si subía, se trata de un caso claro de flechazo a primera vista, y también demuestra que John es un joven en período de ascenso.” Con las marcas, pasa algo parecido: todas quieren que nos enamoremos de ellas a primera vista pero la mayoría de las veces es solo una leve sensación de vacío que se pasa cuando ves el precio. A no ser que estés subiendo. Todo el mundo quiere ser Apple pero sin los años malos. Los Ayuntamientos quieren ser como Amazon pero ninguno quiere invertir a pérdidas durante 20 años. Lo queremos todo y lo queremos ya porque creemos que una marca es un resultado en lugar de un proceso. Nadie se acuerda de toda la mierda que hay que pasar hasta convertirse en ese alguien que todos quieren ser. Queremos el resultado igual que hay quien quiere tener unos *abs* y un *lambo* con tres videollamadas. Pero no funciona así. Para ser quien son, esas marcas las han pasado de todos los colores: Steve Jobs redujo el porfolio de productos de Apple a la nada para asegurar su supervivencia antes de comenzar a trabajar en “the next big thing”. Nadie quiere ser ese Steve Jobs sino el otro, el que presenta el iPhone, el que acierta. Nadie quiere ser CocaCola el día que decidió cambiar su sabor o Mini, cuando comenzaron a vender su icónico coche por debajo del coste de producción. Shit happens y, cuando happens, puede llevarte a la remierda. Una marca es de todo menos un resultado. Es un continuo ajuste entre lo que funciona y lo que no. Es un camino en el que lo visual, lo tangible, no es más que chapa y pintura que sólo se sostiene con un buen motor detrás: una marca es ventas, es financiero, es administración y legal. Una marca es negocio. Es saber qué esperas de las personas y cómo vas a tratarlas para conseguirlo. Una marca es todo y a la vez nada. Es entender que, al final del día, necesitamos sentirnos unidos entorno a algo más que el vil metal pero que esto solo sucede cuando tenemos todas las necesidades básicas cubiertas. El *branding* es como la filosofía: algo de lo que ocuparse cuando tenemos el culo a salvo y hay comida y podemos sentarnos a mirar el cielo sin miedo a un tigre o al vecino de al lado. Por eso, cuando leo eso de “consigue que los clientes se enamoren de tu marca” me da la risa. Porque si consigues que alguien se enamore de ti así, de un vistazo, por ese logo increíble que solo entiendes tú y ese nombre extraño que tampoco, en realidad no será amor sino una leve sensación de vacío muy distinta a ese subibaja del enamorado para el que, como decía Chejov, cuatro horas son cuatro siglos XIX. Tablón de anunciosPara estar al día
La cita del mes Ni el amor, ni el dinero, ni la fama, dadme la verdad. Henry David Thoreau citado en CeroCeroCero de Roberto Saviano Para leer tranquilamenteHay una neurona para todo. Una entrevista a Rodrigo Quian Quiroga, fisico y descubridor de las neuronas “Jennifer Aniston”. De lo mucho que se ha escrito sobre las Vision Pro de Apple, este reportaje extenso y entretenido de Vanity Fair es de lo mejorcito que he leído. De ir a un mundo sin anuncios ni interrupciones a Netflix poniéndolos y YouTube alargándolos. La vida es un bucle. Para mejorar procesos
Miscelánea
¿Lectura recomendada? No, recomendadísima Eso lo cambia todo. Varios Autores La idea es increíble y el resultado también: escoge a científicos, divulgadores y otros seres muy listos y déjales que respondan a una sola pregunta: ¿Cuál es tu explicación bella, elegante y profunda preferida? 😂 El chorradón Internet se creó para esto: Trabajos Invisibles con María, la gestora académica de Hogwarts |
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Edición y reflexiones locas: Alex Sanz
Diseño e ilustración: