Nuestra historia: ¿una agencia de publicidad? ¿De branding? ¿De desarrollo? ¿De qué?

En cinco años de vida, en microbio nos ha dado tiempo a preguntarnos muchas cosas. Nos hemos (y nos han) preguntado si somos una agencia creativa, de diseño, si hacemos web, apps, marketing online o sólo somos otra más de las agencias de publicidad de Valladolid que venden medios y se llevan comisiones.

Nosotros mismos nos hemos preguntado mucho (y es normal que, si estás aquí, tú también tengas dudas). Por eso ahora, tanto tiempo después, nos vamos definiendo a nosotros mismos.

Para que nos entiendas mejor y, de paso, que te quede claro la gente con la que te juntas para mejorar tu marca, te contamos nuestra historia.

Aunque nuestra historia es la historia de muchas personas (amigos, familiares, gente con paciencia infinita que nos ha acompañado y nos acompaña durante estos años), todo comenzó el día que Alex, Fernando y Gerardo se conocieron. O más bien, el día que Alex y Gerardo conocieron a Fernando. O al revés.

En Valladolid, en una agencia de cuyo nombre no queremos acordarnos, coincidieron allá por el 2009, como en un chiste, dos periodistas y un diseñador. O dos comunicadores y un ilustrador. Juntos, comenzaron a crear una maraña de colaboración en la que se intercambiaban las ideas, las risas y los proyectos.

Generábamos proyectos y los llevábamos a cabo. Planteábamos la estrategia, elegíamos los medios, diseñábamos los elementos de cada marca cuidando al máximo cada detalle y nos dejábamos los cuernos por cada cliente.

Tan sólo había un problema: no era nuestro. Y no había buen rollo con la dirección. De hecho, estábamos a mil pu*as millas de tener buen rollo con nuestro jefe.

Y eso, nos frustraba.

Nos hacía perder las ganas de ir a trabajar, de crear nuevas ideas. De dar más allá del cien por cien que llevábamos años dando.

Tardamos tiempo. Estábamos en 2012 y la crisis estaba ahí como un monstruo paralizador. Queríamos lanzarnos. Queríamos comenzar. Queríamos hacer lo que hacíamos pero para nosotros. Tratando bien a nuestros clientes. Siendo honestos. Sinceros. Siendo, demonios, como somos.

Pero teníamos miedo. Miedo a fallar. Miedo a perder un sueldo. Miedo a no valer.

Fueron muchas charlas. Muchas cañas en terraza. Muchas tardes de "reuniones" cuando no sabíamos todavía, como quien dice, ni reunirnos entre nosotros mismos.

Pero nos lanzamos.

Elegimos un nombre e hicimos, para nosotros mismos, lo que mejor sabíamos hacer para otros: crear una marca que nos enamorara.

Pero, entonces... ¿A qué nos dedicábamos?

Sí. Somos digitales. Sí. Nacimos pegados a las redes sociales. Y sí, nos encanta internet, pero en aquellos días nuestra preocupación no era internet sino... ¿Quién iba a pagar por nuestros servicios? ¿Qué íbamos a ofrecer? ¿Cómo se lo íbamos a vender?

Comenzamos, cómo no, por hacer lo que no se debe hacer: no acotamos nuestros servicios. Nos lanzamos a por todas porque, qué leches, podemos hacer muchas cosas. Y muy bien.

Entonces comenzamos a diseñar, a generar contenidos y a crear pequeñas campañas de publicidad, a hacer webs en wordpress. Le dimos duro al blog y a las redes sociales (era lo único que teníamos como medio de promoción) y, como de la nada, aparecieron los primeros clientes.

Éramos, oficialmente, una agencia de publicidad en Valladolid.

Todo parecía ir sobre ruedas y Microbio comenzaba a dar los primeros frutos: veíamos un futuro en el que podíamos vivir de lo que nos gustaba pero, justo al lado, ese futuro se torcía. Teníamos precios exiguos. Trabajábamos millones de horas por tan poco que parecía que el trabajo nunca iba a terminar.

Lentamente, modificamos nuestras tarifas a base de hablar con compañeros de profesión y profesionales: tarifar por horas, vigilar lo que hacemos, autoimponernos límites sin dejar de lado el buen resultado del producto.

Todo por el cliente, pero sin perder un brazo por el camino.

Aún más lentamente, fuimos perfilando lo que mejor sabemos hacer (que casualmente, fíjate tú, coincide con lo que más nos gusta hacer):

Apostamos por las ideas y por la creatividad frente a las comisiones de la venta de medios.

Creemos en la creación de marcas de forma global, agrupando el diseño de su identidad visual y su comunicación digital a nuestras estrategias creativas de *branded content*.

Entendemos que todo, absolutamente todo, tiende hacia una interacción directa entre el diseño y la comunicación con la tecnología, con desarrolladores web capaces de trasladar al entorno digital lo que nosotros sólo entresoñamos.

Aunque amamos la publicidad y la comunicación tradicional, defendemos la comunicación directa (nuevos medios, nuevas estrategias) con un usuario superinformado al que no nos gusta traicionar.

Defendemos una visión en la que la creatividad, el diseño, la tecnología y la honestidad con nuestros clientes se sitúan por encima de generar "campañas por que sí". Todo tiene una explicación. Y un análisis. Y ahí suele radicar la verdad.

¡Eh! ¡Lo de las cooooookies!

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