Los 10 consejos que nadie te contó sobre el logotipo de tu empresa

El diseño no es cosa fácil. Que quizá uno lo ve desde fuera, acostumbrado a ver las cosas acabadas y piensa que es fácil. Pero no. Y el buen diseño mucho menos. El buen diseño es complicado, como una especie de horizonte complicado de alcanzar. Es decir, que el buen diseño, por ejemplo, crear un buen logo de empresa, es a lo que se aspira, a lo que aspiramos, pero es una meta ardua, que sólo se alcanza a base de pruebas, modificaciones, ajustes y creatividad. De ahí que, estando en la pomada, cuando ves determinadas cosas, buenas, abres la boca y suspiras de envidia. Pero cuando ves cosas malas intentando pasar por buenas, no puedes por más que suspirar de pena: siempre se puede hacer mejor.

Por eso, aunque el diseño corporativo sea algo tan subjetivo y más aún cuando hablamos del proceso de creación de la imagen corporativa de una empresa, vamos a tratar de poner en claro ciertos aspectos que escuchas, ves y vives y que, en la mayoría de casos, no ayudan a que el producto final, el logotipo de la empresa y su identidad, luzcan como debieran.

1- El buen diseño no es barato

O no tan barato. Tenemos cierta tendencia a menospreciar el trabajo del otro. Pero sólo el del otro. Que nos pasa a todos, que vivimos en una constante creencia de que las cosas no requieren esfuerzo o no cuestan. Pero no es así. Crear una identidad corporativa no es «hacer cuatro dibujos» o «poner una letra cualquiera».

2- Tu sobrino «el artista» no es diseñador

Aunque maneje el Photoshop y le ponga letras a los vídeos de las Navidades pasadas. Y eso no es bueno: ¿Vas al Ikea para que te pongan internet? ¿Contratas a un abogado cuando quieres un contable? No sabemos si lo haces pero no deberías hacerlo.

El logotipo de tu empresa es, probablemente una de las partes más importantes de tu negocio: la cara visible, la imagen que verán tus posibles y futuros clientes antes que a tu producto o a ti mismo. ¡Cómo para encargárselo al primero que pase!

Diseño Microbio Comunicación

3- Un «artista» no tiene por qué saber crear el logotipo de tu empresa

Yo garabateo cosas y en ocasiones he logrado dibujar algo que parece una casa pero que no es más que un cubo puntiagudo. Y da igual que me crea artista. Es más, aunque una persona sea una verdadera pintora, o una arquitecto de lujo, no significa que sepa crear un logotipo. O, mejor dicho, que sea la persona más indicada para hacerlo.

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4- Crear el logo de una empresa no es hacer «un dibujo» rápido

Habla con tu diseñador. Como si fuera tu psicólogo: cuéntale lo que quieres, lo que te gusta, qué es lo que quieres ofrecer con tu negocio, los colores que más te llaman. Es más, como si fuera tu abogado, háblale de los puntos fuertes de tu negocio e incluso de los débiles. Lo que sea, que nunca se sabe.

5- La imagen corporativa no es un logotipo y ya

Hay mucho más detrás: tiene que expresar parte de tu identidad personal (si eres una PYME), del carácter de tu empresa o del sector al que se dirige. No es una imagen sino un sentimiento que debe expresarse sobre un papel y significar todo lo que es tu empresa. Aunque el que lo vea no sepa ni quién eres.

6- Exige. Pero si dudas, déjate aconsejar

Una vez que le hayas contado tu vida, deja que el proceso siga su curso. Que el equipo creativo haga su trabajo y todo fluya. Que te pasen dos propuestas o las que hayas acordado y elige. Y si no te gustan, di por qué no te gustan. Y no vale un «Porque no». Explica y argumenta lo que crees y que lleguen los cambios.

Diseño de un plan estratégico para diseñar un logo

7- ¿Qué me tienen que dar con mi logotipo?

Pues muchas cosas. Y todas intangibles, a no ser que contrates la impresión de las aplicaciones de tu imagen corporativa. En varios documentos deberías contar con varias versiones de tu flamante nuevo logo: versión a color (con y sin colores planos), escala de grises, a una tinta, el negativo por si no va a ir impreso sobre blanco, versiones horizontal y vertical si procede (que normalmente procede)… y todo esto en formatos para web y para imprenta ya que, aunque a ti triste mortal te cueste entenderlo, no es lo mismo un archivo pdf que un jpg y tal.

Eso sin hablar de si has pedido un manual de Identidad Corporativa… eso es otra historia. U otro post.

8- Las aplicaciones son importantes

Lo que decíamos. Crear el logo de una empresa no es sólo una imagen sino todo lo que esa imagen lleva aparejada: las tarjetas, algún que otro tríptico o folleto original, la web o los perfiles sociales. Todos esos elementos (las aplicaciones, que se llaman) incluyen la colocación de una imagen corporativa así que piénsalo antes de decir eso de: «No, con un logo me vale».

9- Consúltalo, no es sólo cosa tuya

Si sigues con dudas, consulta a tu familia, amigos o empleados. Incluso a posibles clientes. ¿Qué piensan ellos?

Es importante: si eres una gran compañía o tienes un holgado presupuesto, quizá puedas hacer unas encuestas pero si no, la forma más práctica de tener una «muestra» es preguntar a toda la gente que tengas cerca y, claro, hacerles caso. Y si te has decidido por cambiar, suele funcionar darle tiempo al nuevo logo «megaminimal» y «megamolón» que te acaban de presentar y que a todo el mundo le encanta. A ti no te apasiona. Normal, no es como el rótulo en letras amarillas sobre fondo jaspeado que te acompaña desde hace veinticinco años… lo que te decíamos, da tiempo a las nuevas propuestas, probablemente cambie tu perspectiva y te vuelvas más receptivo al cambio pasados unos días.

10- Si no te lo dijeron, prueba otra vez

Como casi siempre que fallas en algo. Es más, con una empresa es normal que falles, que te equivoques. Aprendes, continúas y haces un nuevo logo. Para eso estamos en Microbio Comunicación, para trabajar tu imagen corporativa (gente maja, limpia y creativa) o en otra empresa buena de esas que hay por ahí. Así que si no hiciste caso de todos estos consejos cuando tu sobrino te hizo el logo, repite. No hay otra. O seguir con esa Comic Sans en tus carteles.

Una fotografía de Alex Sanz Vicente del equipo de microbio

Alex Sanz Vicente

Periodista. Orgulloso fundador de Microbio Comunicación. Locutor. Lector empedernido. “Seriéfilo” trasnochador. Perseguidor de ideas. “Realizador” de proyectos.

¡Eh! ¡Lo de las cooooookies!

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